El niño no tiene la culpa
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“La mochila pesa”
Al hablar de mochila de inmediato se asocia con llevar algo en la espalda y claro si esta pesa, llega hasta doler. Al leer esto es posible que tu rostro cambie, no hay sonrisa, tienes ceño fuerte, más arrugas… y luego sientes que aparentas más años de los que tienes.
¿Será qué puedo hacer algo?
¿Por qué pesa tanto? ¿Qué estoy cargando?
La mochila pesa porque cargo en ella proyectos inconclusos, tanto personales como profesionales, puede ser algo cotidiano como “hoy no te dio tiempo de regar las plantas, “no pudiste hacer esa llamada diaria a tu padre”, “no te dio tiempo de entregar tareas en la universidad, colegio”; “no lavaste la camisa que le urgía a tu esposo”, entre otras cosas. Dando como resultado ese peso diario que cansa, llegando hasta doler. La mayoría de las personas, hemos recibido ciertos “patrones de pensamiento”, las muejres tales como: “debes hacerlo todo bien”; “si yo quisiera a mis hijos, debería tener listas sus loncheras”; “me da miedo contradecir a mi esposo, porque si me abandona, no podré soportar estar sin él”; y los hombres algunos como: “Si no tengo dinero, no soy nadie”, o “Si mi trabajo no es bueno, no puedo proveer, entonces no soy lo suficiente hombre” entre otros.
Albert Ellis refiere “todos o la mayoría de nosotros desarrollamos pensamientos irracionales que nos hacen ver la realidad de un modo extremadamente negativo”. Comenta que existen aproximadamente más de 200 tipos de pensamientos que fomentan esa visión negativa, la cual deriva en trastornos de ansiedad o depresión. (Recuperado de: https://lamenteesmaravillosa.com/la-trec-de-albert-ellis/
Estos tipos de pensamientos se consideran irracionales porque son falsos, ilógicos, extremos o inferencias demasiado exigentes. Ellis defiende que provienen de las creencias absolutistas de los «debería» o «tendría» que abundan en nuestro diálogo interno. (Lega L. y otros, 2011)
Diversos pensamientos antes mencionados provocan consecuencias negativas emocionales y/o conductuales que día a día sin darnos cuenta vamos “echando a cuestas” y haciendo que la mochila pese.
Soltar la mochila no es fácil, es un proceso y como tal toma un tiempo; al inicio te sentirás un poco “incompleta” pero luego te darás cuenta que irás más ligera, y con la mente lista para comenzar nuevas etapas. A veces necesitamos ayuda para dejarla, gente profesional que nos da consejos y pautas para comenzar a cambiar y enfocarnos en lo que realmente deseamos y buscamos. Si deseas, te recomendamos platicar con los profesionales del Centro de Asistencia Social, www.cas.gt o llama al 2212-9102/2219-9863, personas especilizadas dispuestas a darte apoyo y ayudarte a encontrar las respustas que buscas.
“Te sientes principalmente de la forma en que piensas”. Ellis A.
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